López, Hilda

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1922
1996
  • Montevideo
Nace en Montevideo el 27 de setiembre de 1922. En 1941 ingresa a la Escuela de Artes Plásticas de la Universidad del Trabajo, teniendo como docente a Manuel Rosé. Entre 1952 y 1954 asistió al taller de Vicente Martín. En 1958 comenzó a trabajar con el pintor italiano Lino Dinetto. Empezó a exponer en 1959 y a enviar obra al salón nacional y al municipal. En la década del sesenta, la presencia en Montevideo del escultor español Jorge Oteiza marcó una influencia poderosa en sus trabajos. Fueron sus teorías sobre la estética del vacío y las de Romero Brest sobre el informalismo, con las que Hilda López alcanzó a redondear una primera producción conformando un universo plástico propio, cargado de enérgica violencia y áspera emoción, hecha en base a contrastes de blancos sonoros y negros intensos. En 1961 es invitada a exponer en el Instituto Di Tella de Buenos Aires. En 1964 participó en una muestra de artistas uruguayos en Portugal y participo en la exposición "Cerámica y anticerámica", con música experimental realizada en base a los ruidos de un taller de cerámica. En 1965 es seleccionada para el envío uruguayo a la bienal de San Pablo. Las manchas que Hilda desplegaba con tinta negra sobre grandes superficies, llegaron a tener una vibración que delataba la fuerza con que creaba. Esa etapa iría internándose en un universo visual más ensombrecido, donde el negro pesaba cada vez más a medida que la propia realidad también se oscurecía en un deterioro social, económico, político y cultural que desembocaría en el descalabro de fines de aquella década y comienzos de la siguiente. En ese momento, la actividad plástica de Hilda se interrumpe, como si buscara desaparecer en medio de un paisaje real tan opresivo. En los años setenta, inició una nueva vertiente de creación, dotada de espíritu documental, que inaugura con "Los retratos", serie de efigies de uruguayos prestigiosos que asume un significado emblemático, culminando con las maletas abandonadas de "Los adioses" en un momento de pavorosa emigración, y continuando con el vacío humano de "Los pueblos", las penalidades sociales de "El campo" y la estampa de la niñez callejera en "El problema principal es la extrema pobreza", con lo que redondeó una secuencia testimonial que a lo largo de una década dio cuenta de los golpes que sufrió el país, cuyo semblante ella ilustraba con ojo tan penetrante. Dejó constancia de su época y puso la estética al servicio de la ética. Fallece en Montevideo el 2 de junio de 1996.
1-autorretrato
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Autorretrato, 1977. Óleo sobre tela 110 x 60 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay.
2-retrato-de-espinola
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Retrato de Espínola Gómez, 1977. Óleo sobre tela de 80 x 110 Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay.
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Retrato de Juan Zaffaroni, 1977. Óleo sobre tela 100 x 50 cm. Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay.
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Sin título, 1967. Témpera Museo Nacional de Artes Visuales, Montevideo, Uruguay.